Ilusión

Por: Irene Rodriguez

Cuando conocemos a alguien que nos gusta,  e  instantáneamente creemos que es el héroe que toda princesa esta buscando.
¿Qué es lo que en principio nos hace crear todas esas fantasías en nuestra cabeza?
¿Cuál es realmente ese clic instantáneo que nos hace pensar que es el indicado?
Puede ser su apariencia, su trabajo, dinero, buen puesto, buena familia, o ¿es realmente su manera de ser, lo que hay en su corazón?

Es difícil a primera vista, creer que estamos conociendo el corazón de una persona, creo que nadie se presenta realmente como es, hacemos que destaquen nuestras mejores cualidades, habilidades y cosas materiales para impresionar.
La misma sociedad, nos ha hecho creer que el mostrar cualidades como ser inteligente, emprendedor, sensible, amable, respetuoso, romántico  sincero u honesto siempre deben ser por consecuencia, cualidades  que vienen implícitas en el hombre.
Creo que aquí viene el conflicto y  a la vez la desilusión,  en que realmente lo que queremos,  es conocer a la persona, las reales intenciones y emociones, todo lo demás, es solo lo que lo adorna, pero la esencia de “quien eres”jamás cambiará.

¿Será acaso baja autoestima, el creer que mostrarnos tal y como somos realmente no será suficiente,  y tenemos que tener todas esas cosas materiales y llenarnos de mil trabajos difíciles y  actividades para sentirnos alguien?
Y ¿ qué solo así llenaremos los requisitos para hacer que alguien nos considere candidatos para ser parte de su vida?…
Creo,  que de ahí viene también la creencia que las mejores parejas son los que han sido “mejores amigos”.
No se puede decidir el futuro con una persona cuando la acabas de conocer, si bien,  ya tienes todo ese clic instantáneo, que es, como si de entrada te pidieran una calificación y le dieras un 10 y conforme pasa el tiempo empiezas a quitar puntos.
Ante todo, debemos pensar que cuando conocemos a una persona por primera vez, es muy fácil que llene los requisitos externos,  pero no por eso,  quiere decir que llenará los requisitos de nuestro corazón…

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